Por su clima privilegiado, España podría ser el país emblema de las lámparas solares. Alrededor de 3 mil horas solares de media y unas condiciones meteorológicas típicamente mediterráneas justifican esta afirmación. De hecho, nuestro país se convirtió en 2008 en una de las naciones líderes en potencia fotovoltaica, pese al desigual reparto de los niveles energéticos generados —por ejemplo, la energía fotovoltaica producida en Aragón equivale a la consumida en el País Vasco, por la singular orografía y el menor número de placas solares instaladas en esta comunidad autónoma.
Esta realidad demuestra que a los consumidores españoles, en general, no les faltan razones para comprar en lámparas solares. Pero como sucede con las tecnologías relativamente nuevas, existe una grave falta de información al respecto. ¿Qué es exactamente esta energía y cómo funciona?, ¿qué mantenimiento requiere?, ¿cómo puede maximizarse su rendimiento? En las siguientes líneas responderemos a estas y otras cuestiones, condensando todo lo que saber antes de comprar luces solares.
Una breve definición de las luces o lámparas solares
Las luces o lámparas solares se definen como un sistema de iluminación que funciona mediante paneles solares fotovoltaicos, capaces de canalizar la energía proveniente del sol y de convertirla en energía eléctrica, fácilmente almacenable. Las luces en sí no se componen del habitual filamento de carbono, hilos conductores o casquillo, sino que integran diodos LED, placas fotovoltaicas, controladores de carga y baterías eléctricas.
La dependencia hacia la radiación solar para funcionar supone una fuerte limitación para esta tecnología, cuyo rendimiento se resiente en momentos de baja intensidad lumínica. Para aumentar la captación de luz, determinados sistemas fotovoltaicos utilizan espejos, fibra óptica, concentradores solares y otros recursos.
Con la derogación del llamado ‘impuesto al sol’ (Real Decreto-ley 15/2018) en 2018, el autoconsumo solar ha ganado enteros en España. Por ello, el número de consumidores que apuestan por este tipo de iluminación se ha disparado desde entonces.
El ‘milagro’ del efecto fotoeléctrico: así funcionan las lámparas solares
El funcionamiento de las lámparas solares se basa en el llamado efecto fotoeléctrico, descubierto por el físico alemán Heinrich Hertz en 1887. Del mismo modo que las plantas absorben la energía solar como parte de la fotosíntesis, las luces solares emplean una placa fotovoltaica desarrollada con materiales aptos captar las partículas lumínicas o fotones y emitir electrones que se desplazan hacia la capa cargada de protones, hasta producir energía eléctrica, necesaria para sus diodos emisores de luz (LED). En este proceso intervienen dispositivos complejos, como la célula fotovoltaica, una suerte de semiconductor fabricado en silicio amorfo, policristalino o monocristalino.
¿Cómo aumentar la potencia de las luces solares?
Aunque suene a perogrullada, las luces solares necesitan sol directo.
Sin embargo, situarlas en solanas y espacios con una alta exposición al sol puede ser insuficiente. La proximidad del alumbrado público o de las luces eléctricas de la propia vivienda podrías interferir en los procesos fotoeléctricos del dispositivo, en perjuicio de su rendimiento, además de su durabilidad, pues si la batería interna de la lámpara solar no se descarga completamente durante la noche, disminuye su vida útil.
En ocasiones, la funcionalidad de la iluminación solar entra en conflicto con el uso ornamental que suele recibir. Así, la mayoría de estos LEDs se colocan en zonas ajardinadas, flancos de senderos y bordes de parterres y entradas, integrándolas a veces con su entorno inmediato, es decir, las plantas y el mobiliario de exterior.
Por desgracia, la densidad de la vegetación —que tiende a dispararse durante la época primaveral— puede generar sombras sobre las placas fotovoltaicas, impidiendo que sus baterías se carguen en su totalidad. Además, la presencia de polvo, tierra u hojarasca en las placas solares hacen un flaco favor a su rendimiento, y lo mismo puede decirse de las gotas de agua procedentes de aspersores.
¿Cómo es el mantenimiento de las luces solares?
Pese a su elevada autonomía, la iluminación solar requiere una serie de cuidados regulares, no tanto por motivos ornamentales como de rendimiento y de funcionalidad. Estos dispositivos integran baterías que se degradan con el paso del tiempo. La presencia de polvo blanco en la carcasa o de corrosión en las propias baterías evidencia este problema, que solucionaremos reemplazando este elemento.
Del punto anterior se deduce, además, que la limpieza regular es beneficiosa para el rendimiento de cualquier luz solar. Particularmente en exteriores, las placas solares tienden a acumular toda clase de desperdicios naturales, hasta formar una película que puede opacar las placas fotovoltaicas. Incluso en interiores, es recomendable retirarse el polvo con ayuda de un detergente específico.
Pero el mantenimiento de las luces solares no debería limitarse a la batería y las placas fotovoltaicas. El deterioro de cualquiera de sus componentes repercutirá negativamente en su potencia lumínica. Se recomienda, por ello, revisar el cableado y otros elementos con regularidad.
Por lo tanto, para los interesados que aún se pregunten qué saber antes de comprar lámparas solares, el cuidado de estos dispositivos desempeña un papel clave en su durabilidad y su óptimo rendimiento.